jueves, 3 de julio de 2008

Tarea no enviada....

Como parte de la capacitación a consultores se nos da un Taller de Redacción impartido por Sandro Cohen . Todas las clases nos deja tareas que debemos enviarle para revisarlas la siguiente clase....
Aqui les dejo esta, que ya no le envie....

Shhhhhhh
Hablar de un secreto en especial es difícil cuando en realidad tienes muchos. No supe qué poner, me fue muy difícil escoger sólo uno.
Lo importante, creo, era sacar algo que de cierta manera nos afligiera… por eso comencé estas líneas.
“Lo de la casa no se lleva al trabajo y lo del trabajo no se trae a la casa” siempre me dice mi madre pero en realidad cuesta mucho no hacerlo cuando, por ejemplo, tuviste una discusión fuerte en casa y tienes que ir a la oficina como si nada hubiera pasado.
Te enjuagas las lágrimas, te peinas y te vas al trabajo con una sonrisa de oreja a oreja para que nadie note tu tristeza, o para que no pregunten “¿qué paso?” y termines como Magdalena.
Lo mismo sucede cuando algo sucede en el trabajo y por “no llevarlo a casa” te lo guardas. Además con tantas cosas que se van presentando no puedes ver cotidianamente a tus amigos, o andan igual o más apurados que tú, y entonces debes seguir dejar todo “para cuando los veas”, sin embargo cuando eso sucede lo que menos quieres es estar tristeando y prefieres dejar para después lo demás. Tus amigos o tu pareja, da lo mismo, lo que deseas es disfrutar de los momentos que puedes pasar con ellos y no opacarlos con los problemas que tienes….
¿Qué pasa entonces?, ¿cuál es el momento oportuno para desahogarte? La realidad es que la vida transcurre tan rápido que no da tiempo para un respiro o para contar nuestros secretos
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1 quejas/sugerencias:

Joel (You) dijo...

Es cierto que la vida transcurre de manera muy precipitada, y como consecuencia de ello hemos nublado nuestras vidas al grado de que no somos capaces de observar los distintos matices que ésta nos ofrece, y nos conformamos con una mediocre vista en blanco y negro. No es que así queramos que sean las cosas, sino que lamentablemente el mundo ahora se maneja bajo esos términos. La solución a ello parecería ser muy simple: bastaría con frenar nuestra acelerada marcha al punto de hacer un alto total y comenzar a percibir, de manera real, todo lo que nos rodea. Tal vez ello nos pueda sensibilizar lo suficiente como para poder contar nuestros secretos y desahogarnos con ellos. Como dije, la solución parece fácil, pero la verdad es que no lo es tanto.

En lo que a mi respecta, espero que un día lo logre, y cuando lo haga quiero que tú estés cerca.